Pues sí. Hacia Marzo de 2009 estábamos en un bar de cuyo nombre no *puedo* acordarme de copas, como no. Después de unas cuantas, ya nos encontrabamos en esa fase en el que todo lo que uno dice son tautologías y a alguno se le iluminó la bombilla...
"¡Tios!" - balbuceó. "Éste veramo tiene que ser legendario. Hay que ir a algún sitio que no olvidemos en la vida...".
La idea de hacer algo fuera de lo normal en vacaciones se estaba empezando a gestar. Tras numerosos sms, mms e intercambios de correos, decidimos que era una idea grandiosa, de esas que seguro iba a marcarnos.
Sin embargo, y dado que ya que estabamos pensando en hacer cosas distintas, a alguno de nosotros le vino a la mente una conversación que habíamos mantenido hace un año justo, acerca de los clichés de las películas americanas con la que nos habíamos reído un montón. Además, había leído hace no mucho tiempo un artículo de una revista de coches que hablaba de una ruta kilométrica y salvaje que conservaba ese espíritu de la américa profunda que a todos nos gustaba porque lo habíamos visto mil veces en el cine. Películas que todos habíamos crecido con ellas.
Dicho y hecho. El tema se expuso en común y comenzamos todos los preparativos. Había que saber la pasta con que necesitábamos contar y los días en los que nos podíamos poner de acuerdo.
En un principio ibamos a ser 4: Hector, Adri, Javi y yo. Posteriormente se nos uniría Miguel.
Comenzamos la historia de un viaje que esperemos sea memorable, enorme, grandioso y diferente de todo lo que hemos conocido hasta ahora.
Route 66...HERE WE GOOOOO!!!